La obstrucción de una tubería suele ser un contratiempo que puede afectar la vida cotidiana, en el hogar, la actividad  instituciones y comercios y la cadena de producción en la industria.

Los atascos en las tuberías pueden deberse a la instalación de secciones reducidas para evacuar el caudal del agua, la inadecuada inclinación de la tubería (que nunca deberá ser menor de un 2%),  el exceso de giros o la existencia de pendientes elevadas.

También pueden deberse al deterioro de las tuberías, que con los años van perdiendo sus  propiedades deslizantes o al depósito de materiales que no son degradables, como toallas sanitarias y residuos de alimentos.

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Hay toda una lista de residuos que nunca deben verterse por el desagüe:

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1. Las cáscaras de huevo: Los bordes afilados de la cáscara de huevo, aunque sean de pequeñas dimensiones, hacen tapones al atascarse y recoger los restos de alimentos, en las juntas y los recovecos de la cañería.

2. La harina y las pastas: Al juntarse con el agua, se convierten en una sustancia pegajosa.

3. Las etiquetas: Esas pequeñas pegatinas adheridas a las frutas y las verduras se pegan a las paredes de las tuberías y captan el paso de restos de alimentos.

4. La broza del café: Puesto que es materia orgánica, se asienta y al aumentar el volumen forma terrones que obstaculizan el paso del

5. El aceite y la mantequilla: Además de contaminante, se va adhiriendo a la pared de la tubería, capa a capa, hasta obstruirla.

6. El arroz: Al humedecerse, el arroz se vuelve pegajoso y atrapa otros residuos, hasta formar tapones.

7. La pintura: Es contaminante y al adherirse al tubo, atrapa todos los residuos que hagan contacto.

En todo caso, lo recomendable es evitar que el fregadero o la taza del servicio sanitario se conviertan en depósitos de sustancias que, con el tiempo, se van convirtiendo en tapones, y  que a las tuberías se les esté dando un mantenimiento regular, por medio de desatoradores